jueves, 24 de enero de 2008

La estación de Púa, la vigencia de la historia ferroviaria


En su antiguo andén sobre los adoquines de piedra se encuentran marcado los pasos del tiempo, los pasos de los impacientes pasajeros que viajan a cada uno de los rincones de la memoria.
Tras la fundación de Victoria el 28 de marzo de 1881, un mes después hacia el sur se funda la Torre Centinela de la Victoria donde hoy se encuentra el poblado. Para 1890, se inaugura el ferrocarril hasta Victoria y para ese año se estaban realizando los trabajos para el tendido de la línea entre Victoria y Lautaro.
Mientras avanzaban los tendidos próximos a la Torre, hubo necesidad de hacer acopio de materiales para puentes y vías, con lo cual comenzó a nacer un parque de acopio de materiales ferroviarios que los trabajadores carrilanos conocían como centro de abastecimiento de faenas con el nombre de Parque Urrutia Albarracín, según lo planteado el historiador Hugo Valdés Ormeño. De esta manera fue necesario que la Sociedad Urrutia Albarracín se viera en la obligación de identificar el sitio de las faenas, con el rotulo abreviado de PUA (Parque Urrutia Albarracín) popularizando esta abreviación y tomo consistencia con nombre propio.
En cambio otros son más cercano a la idea de que el nombre del poblado ya existía como un primitivo asentamiento mapuche, más aun señalando que existía un estero en las cercanías con el nombre de Púa, indicando para ello el plano que realizara el coronel el ejercito argentino, Manuel José Olascoaga en 1870, acompañando al coronel Cornelio Saavedra, quien levanto un mapa con el titulo de “Plano de Arauco y Valdivia”, publicada en las memorias del militar chileno.
A pesar de esta duda histórica respecto de su nombre y origen, Púa es la única estación operativa de ferrocarriles, con la dotación de un funcionario quien se encarga de cada una de las maniobras que requiere el tren de Victoria a Temuco. Su característica es de una estructura en madera muy simple, con una gran cubierta, esta presenta una altura inferior en la galería, espacio destinado a la espera y al encuentro otorgándole una escala mucho mas humana. La cubierta con mayor altura da cuenta de los recintos cerrados reafirmando así lo agreste del clima de la región.
La estación de PUA, una de las pocas que se encuentra habitada, ha sufrido transformaciones a lo largo del tiempo donde aún se conserva parte de la galería vidriada que la rodeó.
En su andén se observa el pavimento original en piedra testigo permanente del arduo movimiento que le correspondió a este sector donde existía el ramal a Lonquimay y otro hacia Traiguén por donde se llegaba hasta Lebu y Coronel otrora puerto mercantil.
Los pilares de roble-pellin a pesar de su fragilidad aún sostienen la pesada estructura de la techumbre, ícono que da cuenta de la estación en el sector sur del poblado. Su planta simétrica, cuya composición se ordena bajo un trazado regular y repetitivo en base a recintos de igual dimensión cuenta con seis recintos, tres de los cuales están destinados a ser oficinas propiamente tal y las otras tres dependencias privadas, la habitación del jefe y su familia. El corredor exterior adyacente al volumen que agrupa las oficinas y servicios sirve de lugar de encuentro y reunión.

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