Por Cristian Rodríguez Domínguez
Los acontecimientos de 1934 en la provincia de Malleco, en la zona de Lonquimay constituyen uno de los episodios más trágicos en la historia social del mundo rural chileno del siglo XX. En un país aun mayoritariamente rural en esa época, el cuadro tradicional del paternalismo patronal y la sumisión resignada de los inquilinos fue quebrantado por una revuelta social campesina de proporciones aparentemente inéditas, seguida por una matanza masiva cuyas imágenes estremecieron en el mundo político y social chileno.Esta historia se origina tras el despojo de tierras mapuche iniciado en la segunda mitad del siglo XIX con la “Pacificación de La Araucanía”, teniendo su momento culmine en las tres primeras décadas del siglo XX, cuando el Ministerio de Tierras y Colonización, terminó su labor de “redistribución” de las tierras.Esta situación lleva a que los colonos chilenos, solicitaran al gobierno la entrega legal de un predio en la localidad de Nitrito, que habitaban varios chilenos y pewenche desde hacía más de una generación. La Sociedad Puelma Tupper reclamó para sí la propiedad de las tierras y exigió una orden judicial de desalojo. En Nitrito, Ranquil, Quilleime, Lolco y Trubul, los campesinos se unieron en defensa de los expulsados. Colonos e inquilinos acosados por el hambre abandonan los terrenos cordilleranos que les habían sido asignados y se dejan caer sobre los establecimientos agrícolas saqueando las pulperías lo que desencadena finalmente una tragedia que regara de dolor los campos de la Araucanía por años. Situación que supo recoger Juan Segundo Leiva Tapia, para unos un soñador mientras que para otros un agitador, lo cierto es que nuestro mundo campesino hace más de medio siglo no estaba preparado para una aventura de esta magnitud.En la actualidad muchos de sus descendientes, mujeres y hombres de avanzada edad aún viven en comunas aledañas a Lonquimay, guardando aquella historia oculta para el resto del país producto del aislamiento geográfico de la zona, su lejanía de los centros importantes de la actividad económica y su difícil acceso.A partir de interpretaciones literarias se convirtió en un elemento constitutivo del mito fundacional del comunismo chileno y la izquierda en general, en cuanto símbolo de luchas del campesinado. Son muchos los escritores que han recogido estos acontecimientos desde un punto de vista de la una historia novelada como Fernando Lomboy, con su obra “Ranquíl”, otros en cambio como Germán Troncoso con su titulo “Bío Bío sangriento” aportan hechos y documentos con una visión sesgada de estos hechos, en tanto Patricio Mann por otro lado musicaliza esta tragedia y la proyecta en acordes melódicos. Lo cierto es que muy poco se sabe sobre este hecho, factores que disminuirían la importancia del movimiento, haciéndose necesario dar a conocer esta historia oculta y tergiversada.En dos años más se cumplirán 75 años de esta acontecimiento, nuestra propia versión de la lucha obrera y de clases, es por lo anterior que hemos iniciado un primer paso para proyectar a la comunidad esta historia con la realizaron de un documental sobre los hijos de Ranquíl.El origen de este conflicto, genera un puente entre dos mundos totalmente opuestos, lo rural y lo urbano, entre lo agrario y la elite, lo extremadamente local, con alto de grado aislamiento con los universal y la aventura de impulsar un ideología izquierdista en Chile.
Los acontecimientos de 1934 en la provincia de Malleco, en la zona de Lonquimay constituyen uno de los episodios más trágicos en la historia social del mundo rural chileno del siglo XX. En un país aun mayoritariamente rural en esa época, el cuadro tradicional del paternalismo patronal y la sumisión resignada de los inquilinos fue quebrantado por una revuelta social campesina de proporciones aparentemente inéditas, seguida por una matanza masiva cuyas imágenes estremecieron en el mundo político y social chileno.Esta historia se origina tras el despojo de tierras mapuche iniciado en la segunda mitad del siglo XIX con la “Pacificación de La Araucanía”, teniendo su momento culmine en las tres primeras décadas del siglo XX, cuando el Ministerio de Tierras y Colonización, terminó su labor de “redistribución” de las tierras.Esta situación lleva a que los colonos chilenos, solicitaran al gobierno la entrega legal de un predio en la localidad de Nitrito, que habitaban varios chilenos y pewenche desde hacía más de una generación. La Sociedad Puelma Tupper reclamó para sí la propiedad de las tierras y exigió una orden judicial de desalojo. En Nitrito, Ranquil, Quilleime, Lolco y Trubul, los campesinos se unieron en defensa de los expulsados. Colonos e inquilinos acosados por el hambre abandonan los terrenos cordilleranos que les habían sido asignados y se dejan caer sobre los establecimientos agrícolas saqueando las pulperías lo que desencadena finalmente una tragedia que regara de dolor los campos de la Araucanía por años. Situación que supo recoger Juan Segundo Leiva Tapia, para unos un soñador mientras que para otros un agitador, lo cierto es que nuestro mundo campesino hace más de medio siglo no estaba preparado para una aventura de esta magnitud.En la actualidad muchos de sus descendientes, mujeres y hombres de avanzada edad aún viven en comunas aledañas a Lonquimay, guardando aquella historia oculta para el resto del país producto del aislamiento geográfico de la zona, su lejanía de los centros importantes de la actividad económica y su difícil acceso.A partir de interpretaciones literarias se convirtió en un elemento constitutivo del mito fundacional del comunismo chileno y la izquierda en general, en cuanto símbolo de luchas del campesinado. Son muchos los escritores que han recogido estos acontecimientos desde un punto de vista de la una historia novelada como Fernando Lomboy, con su obra “Ranquíl”, otros en cambio como Germán Troncoso con su titulo “Bío Bío sangriento” aportan hechos y documentos con una visión sesgada de estos hechos, en tanto Patricio Mann por otro lado musicaliza esta tragedia y la proyecta en acordes melódicos. Lo cierto es que muy poco se sabe sobre este hecho, factores que disminuirían la importancia del movimiento, haciéndose necesario dar a conocer esta historia oculta y tergiversada.En dos años más se cumplirán 75 años de esta acontecimiento, nuestra propia versión de la lucha obrera y de clases, es por lo anterior que hemos iniciado un primer paso para proyectar a la comunidad esta historia con la realizaron de un documental sobre los hijos de Ranquíl.El origen de este conflicto, genera un puente entre dos mundos totalmente opuestos, lo rural y lo urbano, entre lo agrario y la elite, lo extremadamente local, con alto de grado aislamiento con los universal y la aventura de impulsar un ideología izquierdista en Chile.
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